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BASOA aboga por la protección de la Naturaleza y la de sus gestores
Los propietarios privados de los montes, guardianes de la esencia del territorio, también tienen derechos.
Con 106 árboles por habitante, la selvicultura ocupa lógicamente un eje estratégico del actual gobierno en el País Vasco. En Guipúzcoa, el 80% de la propiedad del monte está en manos privadas. En este escenario, la Fundación BASOA celebró el pasado día 17 de marzo una jornada destinada a promover la puesta en valor de la gestión multifuncional del bosque. Un bosque donde emerge una potente cadena de valor: madera, biomasa, corcho, resina, etc., y cuyos gestores desempeñan una importante labor social y medio ambiental.
En el estrado Jorge Askasibar Zubizarreta, Presidente de BASOA Fundazioa.
ASPECTO JURIDICO
Los propietarios privados de los montes, guardianes de la esencia del territorio, también tienen derechos. Frente a ellos, existe una “protección desmedida” de la Naturaleza, amparada en la Red Natura 2000, a la cual España es el país europeo que más suelo aporta.
“Las posiciones ultra conservacionistas recaen directamente sobre los intereses de los propietarios privados en las áreas afectadas -observa la abogada Pilar Martínez-. Debido a la inseguridad y la ambigüedad de la legislación, éstos ven amenazado su patrimonio”.
Y es que la regulación medioambiental prevalece sobre todas las demás. Incluso limita la libertad y autonomía de los ayuntamientos. “Sin partidas presupuestarias para compensar a los afectados, todo el mundo parece haberse olvidado de la propiedad privada, que recoge nuestra Constitución”, dijo la ponente, quien señala el asociacionismo como herramienta esencial para defenderse de esta situación.
“La proteccion de la Naturaleza es necesaria -concluyó Pilar Martínez-, pero no hasta el punto que estamos viviendo. Hay que regular, pero no desde arriba, con una posición de abuso de superioridad sobre el mundo rural. Algo han aportado a la conservación de lo que tenemos los usos, costumbres y tradiciones de quienes habitan nuestros pueblos… Habrá que escucharles a ellos también…”.
ASPECTO ECONOMICO
Los bosques tienen un valor ecológico, pero también tienen un valor económico. La sociedad debería de pagar por los servicios ambientales que les regalan los gestores del territorio. Por ejemplo, a través de sus impuestos.
“La economía ecológica cuestiona las preferencias individuales -advierte Inma Astorquiza, profesora titular de la Universidad del País Vasco y Directora del Programa de Doctorado del Departamento de Economía Aplicada-. Y propone un enfoque multi criterio. Esto es, la combinación de objetivos”.
Según la ponente, los programas de pago por servicios ambientales han sido impulsados por organismos de ayuda a los países en vías de desarrollo, para la protección de su medio ambiente y en apoyo a las poblaciones desfavorecidas. Sin duda, representa una vía de ingreso importante. “En Europa, sin embargo, el sector forestal recibe 2.000 millones de euros anuales de la PAC (Política Agrícola Común) -informó José Albiac Murillo, investigador del CITA (Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Zaragoza)-. Asimismo, están activadas políticas para incorporar los servicios de los ecosistemas forestales en la gestión de los bosques”.
Entretanto, la provisión de madera es el único bien remunerado de los bosques. Los servicios de los ecosistemas forestales de no mercado son bienes públicos o comunales. A juicio de ambos expertos en economía, “merecen y requieren una compensación económica”.
ASPECTO CULTURAL
En el ecuador de la jornada organizada por BASOA Fundazioa, a la cual acudieron más de cien selvicultores vascos y navarros, así como técnicos de la administración y profesionales del medio ambiente, hubo ocasión de escuchar a Inma Roiz Ulibarri, autora del libro “Oro Verde”; una novela de rupturas y de fronteras, sobre el ser humano, labrándose el porvenir. “Oro Verde refleja la muerte de un tiempo que se ha ido, y el nacimiento de una nueva era”, expresó la escritora vasca.
ASPECTO ADMINISTRATIVO
Manuel Marey y Xabier Bruña, profesor titular e investigador de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) hablaron a su auditorio sobre procesos participativos en la planificación forestal; “una oportunidad de las personas de decidir sobre la gestión a realizar en el territorio, en la cual la Administración debería de ser un agente mediador y facilitador”.
A juicio de ambos ponentes, el consenso es trascendental para alcanzar políticas públicas. “La participación tiene potencial para influir en el resultado final en una planificación forestal -concluyó Manuel Marey-. Permite alcanzar soluciones viables y duraderas”.
Pablo Martínez de Anguita, profesor de ciencias e ingeniería ambiental en la Universidad Rey Juan Carlos, habló en Hernani sobre el pago por servicios ecosistémicos. “No cuidar el bosque lleva a éste a la ruina -sentenció-. Los servicios ambientales son funciones que desarrollan los ecosistemas, que permiten el desarrollo de la vida humana en el planeta ¿Cómo capturamos el valor de estos servicios? -se preguntó el ponente- ¿Cuánto valen?”
“Los bosques valen más de lo que se paga por ellos. Eso seguro”, afirmó. “Hay que encontrar la demanda; alguien que quiera comprar las funciones que desempeñan los propietarios forestales. Mediante la seducción ambiental; haciendo ver a los ciudadanos que los cuidadores del monte son esenciales. Que quienes pagan comprendan que pagan para compensar los servicios ambientales que hoy les regalan los selvicultores”.
¿Cómo pagar? Pablo Martínez de Anguita propone una transacción voluntaria por servicio. O bien mediante el céntimo forestal, con el 0,7% del IRPF… “Empresas y administración podrían comprar certificados de servicios ecosistémicos -concluyó el ponente-; son mecanismos para hacer llegar al propietario forestal una compensación por el enorme bien que ofrece a la sociedad”.
“No hay conciencia en los ámbitos técnicos, sociales y políticos de la necesidad y trascendencia ambiental, económica y social de la capacidad de optimizar los procesos del ciclo hidrológico con la gestión forestal -dijo a sus oyentes José Anastasio Fernández, Catedrático de Universidad Politécnica de Madrid-. España no puede permitirse el lujo de prescindir de una gestión forestal e hidrológica, esto es, llevada a cabo con criterios hidrológicos”.
El mantenimiento de los bosques españoles ha sido laminado por la crisis. No existe una atención adecuada al territorio. “Y el propietario privado que sí se ocupa de cuidar su finca no recibe compensación alguna de un usuario del agua que se está beneficiando de su trabajo -destacó el ponente-. Si éste pagara, su dinero se podría invertir en más y mejor gestión. Nada es gratis”.
“Remuneremos las externalidades positivas. Paguemos por los servicios ambientales que realizan los gestores de nuestros bosques. Todo son beneficios económicos, sociales y ambientales. Para Todos”, concluyeron todos los expertos convocados por BASOA.
ASPECTO SOCIAL
Xesús Lage, profesor de sociología de la Universidad de Vigo, habló en la jornada sobre la sostenibilidad social de los bosques. “La Naturaleza está sometida y agotada -dijo, citando a Ulrich Beck-. La sociedad industrial ha roto el equilibrio”.
A juicio del profesor Lage, “el monte es un hecho social; producto y proceso del grado de conocimiento y capacidad organizativa de una sociedad”. ¿Por qué reparar en la sostenibilidad de los bosques?
“La sostenibilidad depende no solo de la preservación de la diversidad y los equilibrios ecológicos, del crecimiento económico y las mejoras en las producciones, sino también de la reproducción de la vida social en las comunidades rurales más próximas a los bosques, y de las relaciones urbano-rurales -explicó-. Los bosques benefician a todos. Y todos demandamos del bosque cosas que a menudo son compatibles”.
Cinco grandes procesos configuran estructuralmente, según el ponente, las poblaciones rurales:
- Desagrarización
- Terciarización
- Movilidad
- Envejecimiento
- Masculinización
Las dos últimas, por si solas, representan un grave problema de sostenibilidad social y demográfica.
“Existe un amplio espectro de idearios y valores respecto a los bosques, pero se echa en falta nuevos hábitos, legitimados e institucionalizados, para llevar a la práctica, de manera sostenible, esos valores -concluyó Xesús Lage-. En definitiva, falta capacidad de negociación. Reproducir nuestro interior civilizatorio, y con él los bosques, su sostenibilidad, depende de la cooperación entre actores, de su actaución corporativa. Falta cultura de negociación, y sobran personas con poder…”
ASPECTO PRACTICO
Iker Elosegi, en representación de Euskal Herriko Laborantza Ganbara, presentó la Red Natura 2000 como una herramienta para la conservación de la biodiversidad para las generaciones futuras. “Cada estado marca el grado de esa normativa -señaló el ponente-. Puede ser una oportunidad, desde el diálogo entre administración, naturistas, sociedad, ganaderos, selvicultores…”
Iker Elosegui aboga por la continuidad de los trabajos y labores tradicionales, lubricada con la fluidez de las ayudas, y bajo el prisma de la preservación de la biodiversidad.
Belén Zubieta de Piquer, técnico de COSE (Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España), presentó a los asistentes la app LandsCare.
Para cerrar la jornada Belén Zubieta de Piquer, técnico de COSE (Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España), presentó a los asistentes LandsCare; una aplicación informática que, mediante geolocalización, permite a su usuario conocer quién y cómo custodia el bosque que está visitando, esto es, da visibilidad a los gestores.
Asimismo, la App propone al viajero lugares cercanos con valores naturales y culturales, y servicios próximos.
“LandsCare muestra al visitante de un monte el día a día de la gestión que allí realiza el selvicultor, sus dificultades y retos, y también su dedicación y pasión -explicó Belén Zubieta-. Pero además, le da la oportunidad de manifestar su reconocimiento y apoyo a esa gestión mediante el pago por servicios ambientales. Con el micro pago de un sello; una donación simbólica que representa más un agradecimiento a la gestión que una ayuda económica. Es una herramienta que sirve para dar las gracias al propietario del monte”.
LandsCare ha introducido algunas novedades en los últimos años. A los perfiles de custodio y viajero ha sumado los de anfitrión (un guía que se ofrece para acompañar al usuario de la aplicación), el establecimiento asociado (hosteleros que aportan sus productos y servicios) y el productor artesano (aquellos que, en el entorno rural, ofrecen artículos únicos al viajero). “Con todo, LandsCare representa un puente para la comunicación”.
LandsCare permite, además, realizar denuncias geolicalizadas, si el usuario observaque se está cometiendo algún delito ambiental. Con LandsArt se está organizando visitas de colegios, para mostrar a los chavales los trabajos y aprovechamientos forestales. Los propietarios ligados a la aplicación, además, organizan visitas guiadas (a la manera de las bodegas) y expanden con LandsCare el uso social del bosque. Por ejemplo, mediante carreras y otras competiciones. “al comprar el dorsal, el corredor accede a la información sobre el paraje donde está, por el cual transcurre la prueba.
LandsCare es la comunidad de los que cuidan, comparten y disfrutan la Naturaleza.